La distribución geográfica de la "Martineta" se reduce - exclusiva y excluyentemente de cualesquier otro país - a la Argentina. Abarca hasta la Provincia de Tucumán, toda la Provincia de Buenos Aires, La Pampa y parte de la Patagonia. La Copetona, como es denominada en varios lugares, se caracteriza por ser la más elegante de nuestras perdices y poseer tres dedos en sus patas, en lugar de cuatro. Caminadora en grado superlativo, determina volar sólo cuando es sorprendida o se siente perseguida. Es muy útil para el saneamiento de los campos, porque al ser su alimentación tan variada destruye toda clase de langosta e insectos. Pero, es afecta a los granos de maíz, trigo, cebada, etc. En los grandes sembradíos devora tallos y brotes en cantidades importantes, con una especial preferencia por el verdín. Es perseguida, por su exquisita carne, llegando los cazadores, antideportivos, a matar grandes cantidades de estas aves sin aprovechamiento real de la misma. Con posterioridad a su abate, debe ser limpiada inmediatamente, e lo contrario -fácilmente- inicia su descomposición que, en no más de dos horas hará que la presa resulte de ningún valor gastronómico. Particularmente, durante la época invernal estas aves viven en colonias (o bandadas) de hasta trescientos ejemplares o aún más. La creencia popular supone que buscan refugio al pie de matorrales y arbustos, pero no ocurre así: los lugares desplayados, desprovistos de toda vegetación, son aquellos que prefieren. Es así que después de grandes heladas (o abundante nieve) se las puede atrapar utilizando simplemente las manos pues, capaces de acumular gran cantidad de hielo sobre alas y lomo... no vuelan. Cuando el peligro acecha (ave rapaz, por ejemplo) se agrupan y avanzan en compacta formación. Si en tales circunstancias alguna de ellas quedare rezagada, inexorablemente será víctima del gavilán o el águila. ¿Por qué?: porque les resulta imposible retroceder o realizar giros circulares. Nunca falta el "Vigía" toda vez que la gran bandada permanezca quieta. Éste ,ante la inminencia de cualquier peligro, se elevará batiendo fuertemente sus alas, el característico sonido -que todo cazador conoce- se potencia a tal grado que, aún las más distantes no dudan en imitarlo de manera instantánea ,procediendo del mismo modo. Si por el contrario se agacha y no levanta vuelo las demás la imitan. Durante el celo se separan, mas no en parejas como podríamos suponer, sino en grupos de tres, cinco o siete ejemplares (el número será siempre impar) y por regla general la mayoría han de ser machos; ¿Por Qué? ... No lo sabemos.
Las danzas -predecesoras del apareamiento y la formación del nido- las llevan adelante en un claro absolutamente libre de vegetación. Allí inician un baile rítmico ,que suele durar tres o cuatro horas. Las batallas que entre ellos libran por la posesión de una hembra, son en extremo violentas y -las más de las veces- hasta morir. La técnica "boxistica" consiste en engancharse las alas derechas entre sí. Una vez logrado esto forcejean ,hasta que el más débil cae y se entrega. Suelen darse casos de quebradura de alas; entonces el contendiente deberá morir y todos colaborarán para que de tal modo ocurra. Finiquitada esta mezcolansa de pasión ,violencia y muerte, se dedican a la tarea de construir el nido; para tal fin excavan un hoyo poco profundo al pie de un arbusto o una mata. Las hembras realizan posturas de doce huevos, verdosos y muy brillantes. El procedimiento en nada se asemeja al que -por ejemplo- adoptan las gallinas domésticas; éstas aves lo hacen arritmicamente, pudiéndose contar -entre huevo y huevo- de dos a quince minutos que -ya en tierra firme- cuidadosamente cubren uno por uno. La gran pregunta: ¿Cual es el beneficio de tal proceder? ... Simple: Que los polluelos nazcan con ostensible diferencia de tiempo, facilitando la difícil tarea de toda madre que se precie. Al cabo de tres semanas los pichones rompen el cascarón y en cuanto se secan están ya en condiciones de desplazarse por sí solos. Al nacer presentan el aspecto de una pequeña bola de algodón color gris, al cambio de los plumones conservan definitivamente el característico color bataraz. El padre guía a los polluelos procurándoles alimento que de otro modo no podrían hallar y -mucho menos- engullír. El natural y difícil arte de "desaparecer" nace con ellos. El cazador deportivo debe saber que ni aún el mejor perro de muestra dará con el rastro de una "Bataraza" (otro de sus apelativos por el cual es conocida) cuando ella se lo proponga. Necesariamente se deberá aguardar hasta que - por la razón que fuere- el ave determine caminar.
Curiosidades: Las perdices en general no saben nadar. En casos de campos anegados buscan refugio en lugares altos o pequeños islotes. Hemos comprobado que también lo hacen en zonas donde abundan zorros y otros depredadores. Ardid: Un perro las sigue... (si advierten la inexperiencia del can) baten fuertemente el suelo con las alas ,sin levantar vuelo y haciendo mucho ruido, a la vez que arrebujan su plumaje aparentando un tamaño doble al normal. Mediante el engaño y su increíble mimetismo, la perdiz se defiende de muchas acechanzas. Obviamente fallará el ave con perros suficientemente experimentados!
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